sexta-feira, 20 de maio de 2011

Visitando Reggio

 *Rubí Alonzo


Después de algunos años hemos vuelto a Reggio, ciudad ubicada al norte de Italia, lugar de donde proviene nuestra inspiración.

Como maestras de Ágora, teníamos mucha curiosidad de volver y mirar de nuevo las escuelas de la municipalidad, de volver a escuchar a las personas que trabajan en ellas; sobre todo consientes, ya, de que las experiencias que hemos vivido nos darían un punto de vista e interpretación diferente.

Fue emocionante ver un conjunto tan nutrido de personas en este grupo de estudio, delegaciones de Colombia, Brasil, Argentina, Costa Rica, Guatemala, Chile y por supuesto México; todos en pos del encuentro, del compartir, del aprender ; atreviéndonos a desdibujar los límites y fronteras para arriesgarnos en una aventura con la esperanza de ser mejores al retornar.

Nos planteamos preguntas sobre el ambiente, queríamos dilucidar las intenciones de los espacios, cómo estos eran construidos, interpretados y vueltos a construir por los niños, por los papás, maestros y por toda la comunidad, queríamos encontrar las relaciones entre los espacios y el contexto, entender las preguntas que cada rincón ofrecía, las posibilidades de ser habitados de distintos modos y queríamos aprender sobre la cotidianeidad y la riqueza que ésta encierra y que tan solo con mirar es posible ampliar nuestro entendimiento de los procesos de construcción de los niños.

Si bien los espacios son propuestos por los adultos, éstos lo logran porque nacen de la escucha de los niños, de cómo éstos habitan la escuela, nacen al apreciar e interpretar sus narraciones cuando imaginan paisajes, es así cuando el espacio surge con significado, cuando los límites se amplían para dar espacio a un niño curioso, atrevido, investigador, creador de preguntas, constructor de relaciones, de imágenes y sentido. Son espacios que contienen a niños, padres, maestros, familias, cultura, historia, política, lugar y tiempo.

Apreciamos ahora que la cotidianeidad se refiere al sentido común, al concepto natural de mundo, a su actitud natural, al mundo de la vida; sin embargo, aunque se lea fácil, es un acto complejo de entendimiento porque lo cotidiano se desarrolla en todos nosotros, en los niños, en distintas esferas simultáneamente, son capas que se entretejen y se mueven de manera infatigable, que implica forzosamente la construcción constante de identidades en relación a otras. Para poder mirar la riqueza de lo cotidiano debemos escuchar atentamente, contemplar esos detalles que por su condición de habituales pasan desapercibidos, sin embargo encierran la esencia de los niños, su desarrollo y crecimiento.

Volvemos con una mirada más humilde sintiendo que nuestro entendimiento es mayor pero que en realidad es solo el comienzo.

*Rubí Alonzo

Coordenadora Pedagógica
Agora, Comunidad Educativa
Mérida/México